¿Alguien ha visto alguna vez un capítulo de MasterChef? ¿Al menos una parte? Seguro que sí; desde que irrumpió en nuestras pantallas este programa de cocina, hace siete temporadas, reúne los ingredientes imprescindibles de un buen reality, y ha enganchado a millones de telespectadores. Concursantes apasionados, retos imposibles, espíritu de superación, visita de estrellas de la cocina y comandando el programa: Samantha Vallejo-Nájera, Jordi Cruz y Pepe Rodríguez, que pasan de "poli bueno" a "poli malo" según requiera el momento.
Ayer por la noche tuvimos ocasión de ver el programa con un aliciente añadido, el hecho de que se eligiera Dénia como sede de la segunda semifinal, la de exteriores, donde tres aspirantes luchaban por llegar a la final imitando las recetas de Quique Dacosta en su restaurante.
Dénia, "el pueblo más pequeño de España con un restaurante con tres estrellas Michelin", como señaló Jordi Cruz, vuelve a la palestra enarbolando la bandera de la gastronomía, de sus paisajes de película, de los platos de un grande de la cocina que recordó en varias ocasiones la oportunidad de colaborar con MasterChef desde Dénia.
Disfrutamos con el reto de los participantes de preparar seis platos del restaurante de Quique Dacosta, cercano y comprensivo con unos finalistas temblorosos e ilusionados a partes iguales.
Y disfrutamos con esas transiciones entre plato y plato, que nos mostraban imágenes del Montgó, de los acantilados y la aguas azul turquesa de las Rotas, del puerto y de la linea de costa.
En el Marino, qué os vamos a contar, nos sentimos orgullosos por enésima vez de un pueblo y de una comarca tan atractivos, cuyo prestigio crece gracias al esfuerzo de todos. Aethma y Quique Dacosta colaboraron para que Dénia fuera, una vez más, sinónimo de excelencia.
¡Gracias!