La apertura de nuestro nuevo local en Marqués de Campo (el "Nyas!, menjar casual") nos ha servido para fortalecer el cariño hacia un puesto de venta de golosinas histórico. La "Paradeta blava", justo al final de la principal arteria comercial de la ciudad, es un clásico de las fiestas de Dénia. Se instala donde se planta la Falla Port Rotes y allí permanece para ofrecer a vecinos y turistas sus frutos secos, turrones, gominolas, pequeños juguetes y caramelos de todo tipo.
Vicente Estruch, su gerente, llegó a Dénia des de València para vender dulces con su padre cuando apenas tenía cinco años. Desde entonces no ha faltado a la cita, y desde hace años trabaja junto a su mujer, Socorro Balcones. Seis décadas viviendo las fiestas dianenses en primera fila. Desfiles de carrozas, entradas de "Bous a la Mar", charangas, bandas de música, comparsas, boatos y filaes de Moros y Cristianos han pasado por delante de esta caseta azul.
Estruch nos explicó estos días que el puesto mantiene su color original. De hecho, forma parte del paisaje veraniego de Dénia. Pero la "Paradeta blava" no viene a la capital de la Marina Alta exclusivamente en los meses de verano. También se instala en los "Porrats" de Santa Paula y Santa Llúcia. Aunque, como reconocen los dos vendedores, las fiestas en estas conocidas ermitas de Dénia ya no tienen el esplendor de antaño, sobre todo la romería de Santa Llúcia.
Respecto a sus productos estrella, los gustos en ventas van por veranos. Los que crecimos con la "Paradeta blava" nos quedamos con las almendras garrapiñadas, las chufas o los cortes de coco bien frescos. Se apagará el verano y Vicente y Socorro regresarán a València. Desde el Equipo del Marino Dénia hemos querido felicitarles por tantos años de trabajo y esfuerzo por mantener vivo el negocio familiar. Enhorabuena.
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