Sucedió el domingo por la noche. Padres e hijos entusiasmados mirando las fotos mientras refrescaban sus gargantas en El Marino. El interior de la Marina Alta fue la conversación de la cena. La comarca tiene infinidad de lugares para visitar y las excursiones durante estas fechas siempre nos dejan buenos recuerdos.
Nosotros también nos hemos acercado a la zona montañosa del interior. Es fantástico ver los cerezos en flor en la Vall de Laguar y la Vall de la Gallinera. El viento despeja la atmósfera y la luz penetra con fuerza en los accidentes geográficos que se nos plantan imponentes en el horizonte. Así nos narró la familia su experiencia mágica:
"Subimos poco a poco el Cavall Verd. Salimos temprano bordeando los campos de cerezos de Benimaurell. Nada más iniciar el ascenso nos dimos cuenta de la belleza del lugar. El pueblo a los pies, el Barranc de l'infern enfrente y, al fondo, buscando el mar, divisamos el castillo de Dénia, Segària y el Montgó. Cuando ya remontamos las crestas del Cavall Verd –en la cima de la montaña– el espectáculo visual fue mayor. Custodiando al Montgó, sobre el azul del mar, divisamos Eivissa a la derecha y Mallorca a la izquierda".
Y así fue la charla en El Marino, entre clóchinas, atún a la plancha de hierro y escombros. Disfrutaron de las tapas con la emoción de un día redondo. La Marina Alta te espera. Nuestra comarca no se acaba nunca.
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