“Ha sido una experiencia muy bonita. El primer día atendimos de 11:00h a 18:00h sin interrupción. A esa hora se agotó el género; fuimos a por más y continuamos. Llegamos a tener cola de hora y media; es de agradecer que la gente esperase ese tiempo para probar nuestras tapas”. Así resume Bati Bordes, de El Marino, su aportación a D*NA, el evento que este pasado fin de semana atrajo a más de 20.000 personas a la capital de la Marina Alta.
Entre una amplia oferta de 15 cocineros y veintitantos productores, El Marino llevó coca de dacsa amb gamba amb bleda y tosta de hígado de rape con cebolla caramelizada. Una plancha, buenas materias primas y entrega total en dos jornadas maratonianas.
Pero el Festival Gastronòmic Dénia fue mucho más que trabajo: el ir y venir de cocineros laureados por estrellas Michelin (Joan Roca, Aduriz, Jordi Cruz, Angel León, Alberto Ferruz, Kiko Moya, la cabeza pensante de D*NA, Quique Dacosta), la pedagogía para poner en valor la oferta autóctona (pulpo, gamba, helados, encurtidos, licores de hierbas), la curiosidad de los visitantes, las ponencias acompañadas de show cooking, los talleres para los más pequeños… todo ello generó un ambiente excepcional que invadió el paseo de la Marineta Cassiana, engalanado para la ocasión y con una espectacular mesa-barra frente al mar de 400m.
“Hubo una gran camaradería entre los compañeros” asegura Bati, con décadas de oficio y miembro de una saga de cocineros empresarios que va por la tercera generación. Los trabajadores fueron los primeros en predicar con el ejemplo, a pesar del reto que suponía atender a una multitud ávida de conocimiento y diversión, de comida y bullicio al estilo mediterráneo. A pesar del ritmo frenético de trabajo, hubo momentos de distensión para bromear e inmortalizar el momento. Como la instantánea con Mari Luz Piera, del restaurante El Pegolí, o con Rómulo Silverio, del restaurante Magrana. El jefe de cocina de Peix i Brases, José Manuel López, también posó para nosotros.
El "efecto mariposa" llegó a los restaurantes: muchos de los visitantes de D*NA recurrieron a la inagotable oferta de Dénia para hacer una pausa y sentarse a recuperar fuerzas. Y volver para “volver y pasear hasta la noche. El paseo iluminado estaba precioso y hubo mucha gente hasta la hora de cerrar”, recuerda Bati.
Aún quedaba el domingo y por fin, lunes, día de descanso… Bueno, no. Bati se embarcó en otra ventura. Os la contamos en el próximo blog.