La 37 edición de FITUR cerró ayer con un récord de participación (245.000 visitantes y 165 países) y de actividad económica, que se estima un 6% superior a la del año pasado. Dénia desembarcó en Madrid con propuestas vanguardistas y genuinas construidas sobre valores seguros: la gastronomía, el entorno y las tradiciones.
La delegación dianense, encabezada por el alcalde y concejal de Turismo, Vicent Grimalt,
los compañeros de Aehtma (Asociación de Empresarios de Hostelería y Turismo de la Marina Alta) y una amplia representación de empresarios del sector mostraron una Dénia que vale la pena vivir desde dentro, una ciudad que acoge e integra al visitante. Válida para descansar, recargar pilas al sol y comer de maravilla. Pero también para enrolarse en una aventura, conocer una subasta en vivo y en directo o aprender el secreto de hervir la gamba. No son opciones excluyentes.
Nuestros representantes volvieron a hablar de la gamba de Dénia, sí, pero con una sinfonía. Proyectaron imágenes del puerto, pero con la invitación a embarcarse con la flota local y conocer de primera mano cómo y qué se pesca en nuestra mar. Repartieron folletos de la reserva marina que baña el Montgó, pero con el reto de colgarse los prismáticos y ayudar en el recuento de aves y cetáceos.
Y así, una experiencia tras otra. Visita guiada por la lonja, taller de redes, comprar a bordo de la barca el marisco y pescado más apetecibles y cocinarlos nada más atracar. Incluso en un restaurante adherido a la iniciativa Dénia Pesca Turisme. ¡Menuda cena de lujo, con un menú para levitar y la emoción de repasar las anécdotas a bordo de la barca! El claro ejemplo de lo que comentábamos al principio: placer y aprendizaje unidos. Una combinación que nunca decepciona.
¡Buen provecho!
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