Hace unas semanas encontramos esta joya que había proporcionado Jaume Vives a los seguidores de Facebook. Un billete del tren Gandia a Dénia, posiblemente de los años sesenta, de la línea que enlazaba la capital de la Marina Alta con Carcaixent.
La imagen nos devolvió a nuestra infancia y al recuerdo de nuestros padres. Cuando nos hablaban de aquellos grandes propietarios de huertos de naranjos de la Ribera, que venían con el tren para pasar el verano en Dénia. O de aquellas parejas que se formaron gracias al enlace ferroviario, mujeres de Carcaixent o Gandia y hombres de Dénia y El Verger, o al revés.
El Marino Port siempre ha vivido cerca de la estación y ha conocido multitud de historias. Las vías que traían los vagones al puerto pasaban por delante del antiguo Vino El Marino.
El tren es sociología pura. El tren es vida y economía por donde pasa y llega. Por eso en Dénia no nos conformamos con la nostalgia y seguimos reivindicando lo que es de justicia. Dénia y Gandia por tren.
El turismo y la hostelería lo agradecerán.
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