El poco tiempo que tenemos libre lo solemos dedicar a dos cosas fundamentalmente: a nuestra familia y a la continua formación culinaria.
La semana pasada nos desplazamos cerca, a unos diez kilómetros, junto a esa pequeña pedanía de Ondara conocida como Pamis. El lugar escogido fue un clásico de la gastronomía de la Marina Alta: Casa Pepa.
Allí disfrutamos como nunca del buen hacer del laureado restaurante (una estrella Michellin). Para la jornada Sole y Tona habían preparado una degustación de productos provenientes del cerdo. Una manera de rememorar la matanza del cochino que antaño se llevaba a cabo en los municipios del interior de la comarca.
Comenzamos con un almuerzo de carne a la brasa amenizado por mariachis (tal cual, como aparece en la foto). La multiculturalidad que no falte.
Después nos sirvieron toda clase de morcillas y chorizos sin embutir con la posibilidad de comprar género al propio carnicero. Cerramos la mañana con un estupendo arròs amb fesols i naps; para rematar en el postre con unos bunyols de carabassa.
Un día redondo para repetir en Casa Pepa.
Gracias por la hospitalidad.
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