Juan y María llegaron a El Marino Rotes eufóricos. Habían planeado bien la escapada a Dénia. Sus hijos –ya universitarios– estaban de exámenes y por fin tenían ese ansiado fin de semana para descansar en la capital de la Marina Alta.
Reservaron mesa a las dos y nos preguntaron si podían visitar algún lugar con encanto por la zona. Sabedor de que Juan era profesor jubilado le dije que si conocía el Cementeri dels Anglesos, que quedaba cerca. Dijo que no. Y allá que se fueron por el paseo marítimo tras contarles brevemente que aquel espacio, ahora engullido por la vegetación y la desidia humana, fue el camposanto del naufragio de un barco acaecido hace tiempo en nuestra costa y en el que perecieron numerosos ciudadanos británicos.
Al regresar disfrutaron de la comida que les ofrecimos. Erizos, gambas y un arroz a banda dieron paso a la tertúlia. Constatado el interés de nuestro cliente por el cementerio le recomendé varios libros.
El primero fue el de Agnès Vidal. El Cementeri dels Anglesos (1856-2006). L'herencia británica a Dénia.
Una obra fundamental para entender –desde el rigor histórico y sociológico– lo que ocurrió tras el naufragio en Dénia a mediados del siglo XIX.
Después le hablé de la entretenida novela de nuestro amigo y cliente Manel
Àlamo. Rèquiem per Reginald Huxley. Una historia de misterio protagonizada por una pareja de jóvenes que se conocen en un hotel de les Rotes, y donde –como no– aparece
el Cementeri dels Anglesos y un personaje británico que esconde algo fantástico. Un secreto que le preocupa día a día en su estancia en Dénia.
También les comenté la obra de Isidre Martínez Marzo "Cementiri dels anglesos" (ganadora del premio de Narrativa Ciutat d'Elx) y en la que el escritor enlaza una historia tras una anécdota vinculada al propio cementerio dianense.
Juan y María no daban crédito ante semejante producción literaria generada en aquel pequeño jardín ubicado junto al mar, donde se sepultaron los cuerpos en 1856.
Pero todavía quedaba más. Finalmente les hablé de que el diario digital Marina Plaza había sacado una noticia reciente vinculada al cementerio. Alguien, anónimamente, había fijado una placa en el camposanto británico con los versos del escritor norteamericano Jhon dos Passos. Fue a principios del siglo XX cuando Dos Passos dejó escrito que sería bonito morir en Dénia.
Nuestros amigos Juan y María, entusiasmados regresaron al Cementeri dels Anglesos para leer el poema:
Sería hermoso morir en
Dénia
joven, bajo el abrazo del
sol
tumbado junto al azul ardiente del
mar
y el reclamo permanente de los cerros
de hierro.
Dénia, donde la tierra es roja como la
herrumbre
y las colinas son del color de la
ceniza.
Oh, podrirse en el suelo
áspero
y fundirse en el fuego
omnipotente
de ese dios blanco y joven y ardiente,
el incandescente dios solar
para encontrar una súbita
resurrección
en la cálida uva nacida de la tierra y
la luz
que las mujeres jóvenes y los niños
pisan
convirtiéndola en un mosto que hará
fluir para generaciones futuras
un vino lleno de la
tierra
del sol.
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paco (miércoles, 28 enero 2015 23:15)
muy interesante, pero tenia entendido que jamas hubo sepultura alguna en el lugar, sino que se trataba de un cementerio simbolico, solamente con las lapidas y sin difuntos, pues estos se "ahogaron" se hundieron
Mens Fake Yeezys (miércoles, 05 julio 2017 12:19)
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