En nuestro oficio nunca te cansas de enseñarte cosas nuevas y cuando tienes unos días de descanso tampoco puedes evitar ir a conocer lugares. Siempre con el propósito de aprender más y más.
Esta semana hemos estado en Valencia y nos hemos paseado por el Mercado Central para contemplar la variedad de género que allí se concentra. Después visitamos el barrio de Russafa. Un emergente epicentro gastronómico que aglutina excelentes restaurantes.
Pero vayamos por partes. Recorrimos el centro de la capital y nos cercioramos de la cantidad de locales turísticos que se han montado en los últimos años alrededor de los monumentos históricos. Lo viejo vende, la gente sigue buscando la autenticidad, el valor legendario de las ciudades.
En el interior del Mercado Central degustamos algunas tapas del local que regenta Ricard Camarena. Muy buena la «sèpia bruta» y las albondigas al curry. Es un bar elegante pero sin perder la gracia de los locales de almuerzos y tapas que existen en la mayoría de mercados municipales.
Tras reponer fuerzas, con un almuerzo sabroso, nos dirigimos a Russafa. Allí tuvimos la oportunidad de saludar a nuestra amiga Mari Carmen Soriano del Restaurante Augusto. Nos enseñó su programa culinario micológico y charlamos en su nueva terraza, después de haber sufrido varios meses los incordios de las obras de reurbanización del barrio.
Nuestro siguiente peaje fue el Mercado de Russafa. Otro fantástico punto de adquisición de los mejores productos de la huerta valenciana, carnes y pescados de todo tipo.
Junto al mercado existe un restaurante que maneja los productos de temporada con cariño. Entrevins es el local de Guillaume Glories (Mejor sumiller valenciano de 2009, mejor sumiller del año en Madrid-Fusión 2010, profesor del CDT de Valencia...). En este local, entre otras tapas, comimos buenos canelones de buey, pulpo sobre puré, tostas de foie y ricos buñuelos de bacalao con suave «all i oli» y miel.
Pero lo más destacado fue la elección de los vinos escogidos por Glories. Dada nuestra procedencia –El Marino–, con una tradición culinaria vinculada a los productos del Mediterráneo, creemos que el reputado sumiller optó por ofrecernos caldos suaves cultivados cerca del mar. Primero probamos un tinto de Manacor (D. O. Pla i Llevant. Mallorca) de Toni Gelabert, para proseguir con un Comunica (D.O: Montsant. Tarragona) que nos sirvió para rematar una jugosa tabla de quesos.
Y eso, a grandes rasgos, fue todo.
El equipo de El Marino
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