El peregrinaje de los vecinos de Dénia a otros pueblos, para consumir agua buena en casa, fortaleció vínculos de amistad entre diferentes familias (aunque desgraciadamente siempre vienen a la memoria los conflictos con otras localidades por las extracciones hídricas). Eran los años ochenta y anécdotas del agua hay muchas: en lavaderos, fuentes, acequias y viviendas particulares.
Pero en este post queremos hablar de los tesoros que escondían esas casas agrícolas del interior de la Marina Alta. Para los que amamos la gastronomía aquello era una fuente –y no sólo de agua– también de sabiduría culinaria.
Aparece en nuestras retinas aquella casa de aperos de Jesús Pobre, con su tractor, una exposición de cebollas colgadas, mallas de caracoles, botes de confituras y una explosión de colores formada por las ñoras secas y por unos tomates en rama cayendo del techo que se asemejaban a gigantes racimos de uva colorada. Éramos niños y nuestra obsesión era probar el moscatel de los huertos y subir al Montgó. Nuestros padres entregaban a aquellos labradores los productos del mar (sardinas, pulpos, merluzas de playa…) y agradecidos aquellas personas entrañables nos daban una selección de frutos del campo y, por supuesto, nos llenaban las garrafas de agua.
De esos viajes conservamos buenos amigos y amigas. Y no hay nada mejor que recordarlos aquí, en la web de El Marino. Hoy recomendamos la web del tomate de colgar que se cultiva en Alcalà de Xivert (el Baix Maestrat. Castelló) www.tomatadepenjar.com.
És un tomate sabroso en la mesa, como el que nos comíamos con pan en las meriendas de Jesús Pobre.
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