De todos es sabido lo complicado que resulta a veces salir a comer o a cenar con los niños. Nuestros pequeños son inquietos, divertidos y alegres. Algunos se lo comerían todo y otros, sin embargo, son más delicados a la hora de alimentarse. Su vitalidad o pasividad nutricional nos pueden acarrear dudas a la hora de entrar en un restaurante. De hecho, existen algunos establecimientos que no sirven menús para peques.
En El Marino siempre hemos tenido claro que los niños no son un problema (nada más lejos). En la gastronomía –como en la vida misma– hay que hacer pedagogía desde la infancia. En nuestros restaurantes intentamos que la estancia de los pequeños sea igual de especial que para los padres. Ajustamos sus menús, sus sillas y todo lo que haga falta para que se diviertan saboreando nuestros platos. Creemos sinceramente que los niños lo agradecen. Solamente hay que ver la cara de felicidad que ponen cuando entran en el comedor «submarino» de El Marino-Port; con sus escotillas y los animales acuáticos. O cuando corretean por la terraza de El Marino-Les Rotes y se quedan encantados mirando la vitrina-nevera que guarda los tesoros del mar (gambas, langostas, rodaballos, meros…).
Un padre el otro día nos dijo nada más entrar con cara de alivio:
«Gracias por tener la tele en marcha con el canal infantil Clan sintonizado».
Nuestra respuesta:
«Ellos se lo merecen y al fin y al cabo Bob Esponja también habla de los productos del mar. Aunque la 'burguercangreburguer' –afortunadamente– no la tenemos en el menú».
Risas y complicidad.
Bienvenidos niños. Bienvenidas familias.
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