Los que trabajan en la hostelería en zonas turísticas saben de lo que les vamos a hablar. Dueños de cafeterías, heladerías, restaurantes y todo tipo de tiendas que pasan la dura travesía del desierto invernal esperando que la llegada del verano equilibre las cuentas. Es en estos meses cuando los negocios se la juegan. En julio y agosto se forja la llave de la continuidad de la mayoría de establecimientos.
En un municipio como Dénia, de una buena campaña veraniega depende el trabajo de centenares de camareros, ayudantes de cocina, proveedores, distribuidores de bebidas, de helados, etc. Por eso ponemos la máxima atención en cuidar a nuestros clientes. Se trata de ofrecer el mejor servicio para que salgan de los locales satisfechos, contentos con lo que han comido, bebido o adquirido. Es nuestro trabajo. Es nuestra obligación.
Sin embargo, hay ciertos aspectos que no están en las manos de los hosteleros. Situaciones incontrolables y que en tiempos de crisis pueden dañar a la maltrecha economía hostelera. En Dénia una tormenta de lluvia durante un fin de semana puede ser fatal. Un fallo prolongado en el suministro eléctrico de la ciudad genera cuantiosas pérdidas (como ha sucedido varias veces en la década pasada). O los incendios forestales, que también hacen mella en las localidades afectadas por el fuego.
A principios de este verano, sin ir más lejos, cayó la red de telefonía que sustenta nuestro datáfono. No había manera de coger línea y cobrar a los clientes con tarjetas de débito y crédito. Además, el corte en la red ocurrió durante un momento crítico, después de la cena y con la terraza de El Marino-Les Rotes llena de comensales.
Fue una noche dura. Tuvimos que explicar lo sucedido mesa a mesa, que nosotros éramos los principales interesados en que se resolviese la avería en una hora punta, en la que los clientes quieren pagar y nosotros cerrar la velada en harmonía.
Lo cierto es que los asistentes entendieron el problema. Ahora aquí, desde nuestro blog, queremos pedir disculpas por las molestias y agradecer la comprensión de la gente.
Gracias de todo corazón.
El equipo de El Marino
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