La ventana

Con el buen tiempo la gente halla su espacio de relaciones sociales en la calle, bien sea por aquello de buscar el solecito entre amigos o la sombra, según se precie. En los dos restaurantes de El Marino tenemos la suerte de contar con terrazas, lo que facilita las aspiraciones primaverales y veraniegas de nuestros clientes.

Dénia es una ciudad que vive la calle con intensidad. Desde siempre los vecinos se han reunido en las esquinas para montar tertulias improvisadas, han hecho uso de los bancos públicos o se han sentado en las mesas de las aceras de los diferentes establecimientos hosteleros. 

Es así de normal. La climatología acompaña y con ella se incentivan las ganas de pasear, tomar un refresco, conversar y comer algo. Es algo casi ancestral. Nuestros visitantes todavía se sorprenden –en los barrios históricos de Baix la Mar y les Roques– cuando ven a los vecinos por las noches charlar a la fresca sentados sobre sillas, delante de las puertas de sus casas. Hablamos de tranquilidad, de convivencia, pero también de calidad de vida, sin lugar a dudas, y eso no tiene precio.

En El Marino viejo, el que había en el mismo lugar donde ahora funciona El Marino-Port, no existía terraza alguna. Sin embargo, las ganas de tomar algo en la calle se suplían con una ventana abierta al exterior. Por ese espacio salían los dátiles de mar, las gambas, las pescadillas, las tellinas, el pulpo, el emperador, el atún… siempre maridados con sabrosos vinos y cervezas. La familia Bordes echaba el resto con su simpatía y los clientes disfrutaban de lo lindo amparados por aquella repisa del ventanal que se llenaba de suculentos manjares. 

Cuando Bati Bordes concebió el nuevo restaurante del puerto tuvo a bien rendir un homenaje a aquella ventana que tantas historias escuchó entre platos. Si los clientes se acercan a El Marino-Port disfrutarán del servicio de terraza en una calle peatonal. Pero, si se fijan un poco en la fachada reconocerán una pequeña ventana que se abre sin otra pretensión que recordar a toda una generación de hombres y mujeres que disfrutó como vosotros de la buena compañía y de la cocina en El Marino.

¡Brindemos por ellos!